Por Sebastián López

Cuando uno comienza a aprender composición fotográfica, una de las primeras reglas de fotografía que se conocen son: la ley de la mirada, la regla de los tercios y las zonas de interés. También nos acostumbramos a dejar un horizonte recto, para no generar distracciones en quien vea nuestra foto y no exhibirla con una distorsión mayor de la realidad, salvo que intencionadamente lo inclinemos, como sería un “Plano Holandés”.

De acuerdo a la regla de los tercios, nuestra imagen es atrevesada por tres linea imaginarias en sentido horizontal y vertical. De esta forma, el horizonte de la foto se tendría que dejar en la linea del tercio inferior o superior, según nuestra idea de composición. Luego, estas líneas imaginarias nos servirán como guía para enderezar la imagen y dejar el horizonte sin inclinación. Un paisaje caído a la derecha o izquierda genera la sensación de que el fotógrafo “se cayó del barranco” al momento de obturar.

Entonces, ya conocida esta regla de composición fotográfica, a más de alguien le puede surgir la siguiente pregunta ¿Por qué vemos un horizonte recto, en la vida cotidiana y en la cámara, si la Tierra es esférica?

Aquí la respuesta: Como todos sabemos, nuestro planeta es extremadamente grande en comparación a la escala humana. Somos tan pequeños, que el horizonte que observamos es una circunferencia de la Tierra, centrada en el observador; es decir, el planeta es tan grande que, a nivel del mar, no somos capaces de distinguir su curvatura.

Desde una altitud de 10.000 metros, a la que vuelan los aviones comerciales, veríamos la superficie de la Tierra con una curvatura de 0,056º, según cálculos realizado por matemáticos. Otra manera de ver la curvatura del planeta Tierra es en un eclipse de Luna, siendo esta tapada por una sombra circular que corresponde a nuestro planeta.

Foto: Sebastián López